En este año 2022 se celebran 100 años de la composición y estreno del pasodoble “España Cañí” escrito por nuestro ilustre compositor bilbilitano D. Pascual Marquina Narro. Me van a permitir que en estas líneas que se me brindan les traslade, y con ello dejar por escrito, la curiosa historia del origen de esta obra, que he sacado de conversaciones y papeles de los cuales su nieto, D. Mariano Marquina me fue nutriendo a lo largo de los años que tuvimos relación. Desgraciadamente, Mariano falleció el 29 de septiembre de 2020. Sirvan pues estas líneas como homenaje a la labor que hizo por mantener y difundir la vida y obra de su abuelo. Viajaremos en el tiempo hasta 1919, año donde D. Pascual Marquina empezaría a viajar a Almansa con la Banda de Ingenieros como director de la misma, y lo haría de manera ininterrumpida hasta 1929. Y es en ese año 1919 donde conoce a D. José López de la Osa, prestigioso patronista de calzado de la no menos famosa fábrica de los Coloma. Es el Sr. López de la Osa un melómano furibundo, relacionado con el mundo de la cultura y un entusiasta de los pasodobles de Marquina. La amistad se acrecienta, vuelven los ingenieros en 1920 y con ellos Marquina, y D. José solicita al Maestro un pasodoble que éste, sin dudar, promete, pero que en 1921 cuando en mayo los ingenieros aparecen en Almansa no este hecho. Nueva insistencia y nueva promesa. Las solicitudes para que la Banda de Ingenieros visiten distintos puntos de la geografía se multiplican. Hay que tener en cuenta como eran los desplazamientos en aquellos años. Todos se hacían en tren, y se eternizaban los trayectos, por lo que era imposible atender tanta demanda. Habían empezado con cinco salidas en 1915 y llegaron a hacer 17 en 1925. Todo un récord teniendo en cuenta que se hacían entre los meses de mayo y octubre, por lo que había que eliminar poblaciones, y se descartaron muchas, menos una: Almansa, allí esperaba una ciudad fervorosa y un amigo: D. José López de la Osa. ¿Qué hubiera pasado de no producirse este encuentro o de haber descartado Almansa como ciudad a seguir visitando?… Pues bien, llega el 4 de mayo de 1922, una fecha histórica en la vida de Pascual Marquina, de Almansa, de su amigo el patronista y hasta de la música, porque esta es la verdadera historia de España Cañí: La tarde del 4 de mayo de 1922, se encontraban en casa de Pascual Marquina, en la calle de Cava Baja, 32 justo encima del Mesón del Segoviano (lo que es hoy el famoso Restaurante Lucio) en Madrid, el propio Pascual Marquina, su hijo y él asistente preparando el viaje que al día siguiente hacía la Banda de Ingenieros a Almansa. Pascual Marquina no estaba de buen humor, se le había roto su guitarra con la que siempre componía, y el golpe había sido duro: tenía partida la caja de resonancia. Marquina preguntó a su asistente sí estaba todo preparado para el viaje, y el asistente contestó: —Maestro, este casi todo. —¿Cómo? —dijo Marquina asombrado. —Digo casi todo —replico el asistente—, porque no sé si Vd. Se acuerda de la promesa que tiene hecha al Sr. López de la Osa referente al pasodoble que le prometió y que ya el año pasado no llevamos. —Tienes razón, pero ¿qué hago yo sin la guitarra?
El hijo de Pascual Marquina terció y propuso comprar una. Y dicho y hecho, el hijo y el asistente salieron corriendo a buscarla, pero ya era tarde y la guitarrería de Ramírez estaba cerrada. Nueva desilusión y a casa, pensando en cómosolucionar el asunto porque una vez que D. Pascual había caído en la cuenta de lo que tenía que hacer había que darle soluciones.
Al pasar por la calle de Toledo, en la puerta de la iglesia de San Isidro, había un ciego que tocaba una guitarra para ganarse unas perras. El asistente y mi padre vieron el cielo abierto: había que comprar esa guitarra y así lo hicieron.
Aquella noche Pascual Marquina, su hijo y la guitarra del invidente hicieron un pasodoble que en principio llevaría por título de “El Patronista Cañí”. Lo instrumentó y a la mañana siguiente distribuyó a los músicos las partituras en la estación. La obra se ensayó en el tren y se estrenó en Almansa el 5 de mayo de 1922, con la alegría de D. José López de la Osa y de los almanseños que allí asistieron al nacimiento de una obra universal. Dos años más tarde Encarnación López Julvez, «La Argentinita» quiso incorporar a su repertorio la obra y propuso a Pascual Marquina cambiar el título “El Patronista Cañí” por el de “España Cañí”, considerando que fuera de nuestras fronteras el nombre de «Patronista» no iba a ser fácilmente entendible.
Marquina, como todo el mundo, era un gran admirador de la Argentinita, y sabía la importancia que podía tener para el pasodoble su incorporación al repertorio y espectáculos de la artista. Dada su categoría y prestigio, la carga de futuro latente en este ofrecimiento fue sobrado motivo para cambiar el nombre. Hubo acuerdo y así quedó definitivamente titulado e inscrito en Registro General de la Propiedad Intelectual en el mes de noviembre de 1924, bajo las firmas de Pascual Marquina Narro y Mariano Marquina Tallada. Y sucedió: las puertas de América se abrieron de par en par. De hecho, el concierto ofrecido en el Metropolitan de Nueva York, con Federico Garcia Lorca, donde la Argentinita bailó “España Cañí” y de cuyo acontecimiento existe grabación.
Los nombres de José López de la Osa, Almansa y Marquina se habían quedado en la historia para siempre.
“España Cañí”, no fue un pasodoble que tuviera un éxito inmediato, de hecho, hubo dificultades por parte de las editoriales para su publicación, La obra se apartaba de los pasodobles que Marquina había producido con un sello personalísimo. No tenía el temperamento de “Viva La Jota”, ni su marcialidad, ni su folclore. No tenía una jota incrustada en el trio, aquella característica que hizo escribir al musicólogo Angel Mingote -padre del genial dibujante y académico Antonio Mingote-, en un artículo aparecido en la prensa, la definición que pasaría a la historia: «Marquina inventor del pasodoble-jota»; pero “España Cañí” era mucho más elegante, más solemne, más arrogante y con más duende. Hay que escuchar España Cañí desde el principio con ese creccendo anunciador de los diálogos entre la guitarra y la primera y la segunda copla que, tras el toque de clarines, desemboca en un trio bellísimo preparándonos para ese final exacto, medido, rotundo y arrebatador
A pesar de todo eso la obra no encajaba en la opinión de los editores y fue entonces cuando Pascual Marquina se acordó de su amigo Julio Garzón, un burgalés que residía en Paris y que acababa de crear una Editorial: Editions Garzón. Pascual Marquina le envió el manuscrito con una nota que decía: «Querido Julio, ahí te envío mi último pasodoble en el que tengo depositada una gran confianza, pero con el que ha habido alguna reticencia por parte de las editoriales. Míralo y sí te gusta es tuyo». La respuesta de Garzón no se hizo esperar, era mucho más breve su carta que el contrato que la acompañaba. Marquina solamente puso una objeción: Los derechos de edición serian para todo el mundo excepto España y Portugal. Su intuición le decía que “España Cañí” se lo acabarían pidiendo, como así fue. ¡¡Si tendría confianza en la obra!! Hoy, al cabo de tantos años, las cosas siguen estando como entonces, ningún editor español tiene los derechos de España Cañí y mucha de la fama de que la que goza tiene que ver con el trabajo que aquel burgalés hizo.
A día de hoy “España Cañí” es el pasodoble más interpretado en el mundo entero, del que más arreglos para diversas formaciones se ha realizado, primer pasodoble interpretado en la Plaza de Toros de las Ventas, pasodoble asiduo en Campeonatos Mundiales y Olimpiadas como acompañamiento musical de pruebas de patinaje artístico y bailes de salón, interpretado por las grandes orquestas del mundo, escuchado en descansos de los partidos de la NBA en EEUU, … son algunos de los hitos conseguidos por este pasodoble. Pasodoble que deben recordar que está compuesto por un bilbilitano. Siéntanse orgullosos de ello.
José Manuel Sancho García Presidente de la A.M. Pascual Marquina
“España Cañí “, 100 años de su estreno
En este año 2022 se celebran 100 años de la composición y estreno del pasodoble “España Cañí” escrito por nuestro ilustre compositor bilbilitano D. Pascual Marquina Narro.
Me van a permitir que en estas líneas que se me brindan les traslade, y con ello dejar por escrito, la curiosa historia del origen de esta obra, que he sacado de conversaciones y papeles de los cuales su nieto, D. Mariano Marquina me fue nutriendo a lo largo de los años que tuvimos relación. Desgraciadamente, Mariano falleció el 29 de septiembre de 2020. Sirvan pues estas líneas como homenaje a la labor que hizo por mantener y difundir la vida y obra de su abuelo.
Viajaremos en el tiempo hasta 1919, año donde D. Pascual Marquina empezaría a viajar a Almansa con la Banda de Ingenieros como director de la misma, y lo haría de manera ininterrumpida hasta 1929. Y es en ese año 1919 donde conoce a D. José López de la Osa, prestigioso patronista de calzado de la no menos famosa fábrica de los Coloma. Es el Sr. López de la Osa un melómano furibundo, relacionado con el mundo de la cultura y un entusiasta de los pasodobles de Marquina. La amistad se acrecienta, vuelven los ingenieros en 1920 y con ellos Marquina, y D. José solicita al Maestro un pasodoble que éste, sin dudar, promete, pero que en 1921 cuando en mayo los ingenieros aparecen en Almansa no este hecho. Nueva insistencia y nueva promesa.
Las solicitudes para que la Banda de Ingenieros visiten distintos puntos de la geografía se multiplican. Hay que tener en cuenta como eran los desplazamientos en aquellos años. Todos se hacían en tren, y se eternizaban los trayectos, por lo que era imposible atender tanta demanda. Habían empezado con cinco salidas en 1915 y llegaron a hacer 17 en 1925. Todo un récord teniendo en cuenta que se hacían entre los meses de mayo y octubre, por lo que había que eliminar poblaciones, y se descartaron muchas, menos una: Almansa, allí esperaba una ciudad fervorosa y un amigo: D. José López de la Osa. ¿Qué hubiera pasado de no producirse este encuentro o de haber descartado Almansa como ciudad a seguir visitando?… Pues bien, llega el 4 de mayo de 1922, una fecha histórica en la vida de Pascual Marquina, de Almansa, de su amigo el patronista y hasta de la música, porque esta es la verdadera historia de España Cañí:
La tarde del 4 de mayo de 1922, se encontraban en casa de Pascual Marquina, en la calle de Cava Baja, 32 justo encima del Mesón del Segoviano (lo que es hoy el famoso Restaurante Lucio) en Madrid, el propio Pascual Marquina, su hijo y él asistente preparando el viaje que al día siguiente hacía la Banda de Ingenieros a Almansa. Pascual Marquina no estaba de buen humor, se le había roto su guitarra con la que siempre componía, y el golpe había sido duro: tenía partida la caja de resonancia. Marquina preguntó a su asistente sí estaba todo preparado para el viaje, y el asistente contestó:
—Maestro, este casi todo.
—¿Cómo? —dijo Marquina asombrado.
—Digo casi todo —replico el asistente—, porque no sé si Vd. Se acuerda de la promesa que tiene hecha al Sr. López de la Osa referente al pasodoble que le prometió y que ya el año pasado no llevamos.
—Tienes razón, pero ¿qué hago yo sin la guitarra?
El hijo de Pascual Marquina terció y propuso comprar una. Y dicho y hecho, el hijo y el asistente salieron corriendo a buscarla, pero ya era tarde y la guitarrería de Ramírez estaba cerrada. Nueva desilusión y a casa, pensando en cómosolucionar el asunto porque una vez que D. Pascual había caído en la cuenta de lo que tenía que hacer había que darle soluciones.
Al pasar por la calle de Toledo, en la puerta de la iglesia de San Isidro, había un ciego que tocaba una guitarra para ganarse unas perras. El asistente y mi padre vieron el cielo abierto: había que comprar esa guitarra y así lo hicieron.
Aquella noche Pascual Marquina, su hijo y la guitarra del invidente hicieron un pasodoble que en principio llevaría por título de “El Patronista Cañí”. Lo instrumentó y a la mañana siguiente distribuyó a los músicos las partituras en la estación. La obra se ensayó en el tren y se estrenó en Almansa el 5 de mayo de 1922, con la alegría de D. José López de la Osa y de los almanseños que allí asistieron al nacimiento de una obra universal.
Dos años más tarde Encarnación López Julvez, «La Argentinita» quiso incorporar a su repertorio la obra y propuso a Pascual Marquina cambiar el título “El Patronista Cañí” por el de “España Cañí”, considerando que fuera de nuestras fronteras el nombre de «Patronista» no iba a ser fácilmente entendible.
Marquina, como todo el mundo, era un gran admirador de la Argentinita, y sabía la importancia que podía tener para el pasodoble su incorporación al repertorio y espectáculos de la artista. Dada su categoría y prestigio, la carga de futuro latente en este ofrecimiento fue sobrado motivo para cambiar el nombre. Hubo acuerdo y así quedó definitivamente titulado e inscrito en Registro General de la Propiedad Intelectual en el mes de noviembre de 1924, bajo las firmas de Pascual Marquina Narro y Mariano Marquina Tallada. Y sucedió: las puertas de América se abrieron de par en par. De hecho, el concierto ofrecido en el Metropolitan de Nueva York, con Federico Garcia Lorca, donde la Argentinita bailó “España Cañí” y de cuyo acontecimiento existe grabación.
Los nombres de José López de la Osa, Almansa y Marquina se habían quedado en la historia para siempre.
“España Cañí”, no fue un pasodoble que tuviera un éxito inmediato, de hecho, hubo dificultades por parte de las editoriales para su publicación, La obra se apartaba de los pasodobles que Marquina había producido con un sello personalísimo. No tenía el temperamento de “Viva La Jota”, ni su marcialidad, ni su folclore. No tenía una jota incrustada en el trio, aquella característica que hizo escribir al musicólogo Angel Mingote -padre del genial dibujante y académico Antonio Mingote-, en un artículo aparecido en la prensa, la definición que pasaría a la historia: «Marquina inventor del pasodoble-jota»; pero “España Cañí” era mucho más elegante, más solemne, más arrogante y con más duende. Hay que escuchar España Cañí desde el principio con ese creccendo anunciador de los diálogos entre la guitarra y la primera y la segunda copla que, tras el toque de clarines, desemboca en un trio bellísimo preparándonos para ese final exacto, medido, rotundo y arrebatador
A pesar de todo eso la obra no encajaba en la opinión de los editores y fue entonces cuando Pascual Marquina se acordó de su amigo Julio Garzón, un burgalés que residía en Paris y que acababa de crear una Editorial: Editions Garzón. Pascual Marquina le envió el manuscrito con una nota que decía: «Querido Julio, ahí te envío mi último pasodoble en el que tengo depositada una gran confianza, pero con el que ha habido alguna reticencia por parte de las editoriales. Míralo y sí te gusta es tuyo».
La respuesta de Garzón no se hizo esperar, era mucho más breve su carta que el contrato que la acompañaba. Marquina solamente puso una objeción: Los derechos de edición serian para todo el mundo excepto España y Portugal. Su intuición le decía que “España Cañí” se lo acabarían pidiendo, como así fue. ¡¡Si tendría confianza en la obra!! Hoy, al cabo de tantos años, las cosas siguen estando como entonces, ningún editor español tiene los derechos de España Cañí y mucha de la fama de que la que goza tiene que ver con el trabajo que aquel burgalés hizo.
A día de hoy “España Cañí” es el pasodoble más interpretado en el mundo entero, del que más arreglos para diversas formaciones se ha realizado, primer pasodoble interpretado en la Plaza de Toros de las Ventas, pasodoble asiduo en Campeonatos Mundiales y Olimpiadas como acompañamiento musical de pruebas de patinaje artístico y bailes de salón, interpretado por las grandes orquestas del mundo, escuchado en descansos de los partidos de la NBA en EEUU, … son algunos de los hitos conseguidos por este pasodoble. Pasodoble que deben recordar que está compuesto por un bilbilitano. Siéntanse orgullosos de ello.
José Manuel Sancho García
Presidente de la A.M. Pascual Marquina
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